No presentan variaciones sustanciales en la tasa
respiratoria o en la síntesis de etileno durante la maduración. Además,
el etileno no coordina los cambios organolépticos principales (sabor,
aroma, textura) durante la maduración. Entre las frutas no climatéricas
se encuentran: la cereza, la naranja, el limón, la mandarina, la piña, la uva y la fresa,
entre otras. Estos frutos no almacenan almidón antes de la maduración,
razón por la cual no deben ser separados de la planta antes de alcanzar
la madurez organoléptica. La recolección se debe realizar después de alcanzada la madurez, pues no mejoran su sabor y aroma luego de separadas de la planta.
En cualquier caso, la velocidad de maduración y la vida en
postcosecha no se asocia con el carácter climatérico o no climatérico
de las frutas, sino con la respiración: cuanto mayor es la tasa respiratoria (constante o no), mayor es la perecibilidad de la fruta.Por ejemplo, la manzana
es una fruta climatérica que evidencia un pico en la producción de
etileno y en la tasa respiratoria durante su maduración. Sin embargo,
su tasa respiratoria media-baja le asegura una vida en postcosecha más
prolongada que la de algunos frutos no climatéricos, como las fresas, las zarzamoras o las frambuesas que poseen tasas respiratorias más elevadas.
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